El masaje con piedras calientes no es nuevo. Es usado desde hace muchos años, tanto en la cultura China, como en la tradición ayurvédica hindú; se sabe que se usaron en los baños de la antigua Roma, los indios americanos utilizaban las piedras calientes para dar masaje y aliviar dolencias. Es una manera de utilizar el poder de la naturaleza para nutrir, curar y reequilibrar. No solo se siente el calor sanador de las piedras sino que también se experimenta el efecto de los minerales.
Las piedras más comunes utilizadas son basálticas de grano fino, de color verde oscuro o negro. El origen es volcánico y se forma debido a la cristalización del magma. Se encuentran normalmente en el fondo del océano donde el flujo constante del agua causa la erosión.
Las piedras no son solo un instrumento de masaje, también llevan una energía espiritual.
El beneficio más profundo y duradero se obtiene gracias al calor de las piedras. Éstas son calentadas y apoyadas presionando y masajeando sobre las zonas doloridas. El calor desprendido lentamente por las piedras, contribuye a relajar los músculos. El aumento de la temperatura ayuda a eliminar las toxinas. En el masaje, a parte de las piedras se usan aceites ricos en minerales y oligoelementos.
El masaje con piedras reduce la cantidad de estrés y el dolor en el músculo, aportando una estimulación agradable e introduciendo minerales en la piel y músculos. Aún después de acabar el masaje, los minerales siguen ejerciendo su acción ayudando en las funciones de desintoxicación, eliminación del dolor, hidratando y relajando.
CONTRAINDICACIONES: